Grecia: Hellas, patria de los dioses
Hellas, como llaman los griegos a su país con siglos de tradición y gran historia. En la tierra moderna de Grecia han sobrevivido muchos monumentos asombrosos de la antigua Hélade, y su arte y ciencia son la base de la cultura europea actual.
En el arte europeo, las obras griegas han servido a menudo de modelo de excelencia. El valioso legado artístico de la antigua Grecia sigue vivo como escuela de artesanía clásica.
Junto con Italia, este país recibe el nombre de "cuna de la civilización europea".
Al sobrevolar Grecia, se abre ante sus ojos un cuadro de inimaginable colorido.
Calles estrechas y largas, edificios con revoques grises despojados, vegetación mínima: ésta es la primera y no la mejor impresión de Atenas, la capital de Grecia. Sin embargo, cuando los rayos del sol brillan a través de las nubes sobre las viejas mansiones, las fachadas regulares de las oficinas gubernamentales y las verjas de hierro forjado de las casas, la ciudad resulta encantadora. Cada taberna tiene un asiento libre, cada camarero tiene una sonrisa para el visitante, el guía tiene una paciencia extraordinaria y los transeúntes tienen tiempo de llevar al turista a la Acrópolis.
Los griegos se refieren cariñosamente a la península de Halkidiki como el tridente de Poseidón, que atraviesa el mar Egeo. Cuando se contemplan las playas doradas, los viñedos, los pinares esmeralda, las calas de madera y la bahía azul desde la piscina del hotel, que está justo en el acantilado, uno se da cuenta de la generosidad con que Dios ha concedido esta tierra.
Sólo en Hellas pueden los niños corretear por el vestíbulo del Ayuntamiento. Un millonario de verdad cena con periodistas, un prefecto bonachón baila sirtaki con invitados. No hay fanfarronería, arrogancia ni arrogancia.